“Esta fantasía dura una eternidad.
Un intervalo de lucidez nos permite...
...con gran esfuerzo mirar el reloj.
La eternidad ha durado un minuto.”
Charles Baudelaire.
Los Paraísos Artificiales.
Sigo creyendo que todas mis esperanzas están centradas, pero continúo en la periferia de la miseria, a veces me preguntaba cosas sin cesar, cuando en realidad no quería ninguna respuesta, porque sólo necesitaba de ti, y fue apoderándose de mí el instinto de quererlo controlar todo, y, a pesar de saber que cualquier sistema tiende a ser controlable, considero poco probable que mi vida requiera más direcciones.
Generalmente queremos, como seres humanos, comunes y corrientes, dominar aquel reto que se nos presenta, y cuando más nos esforzamos en ello, peor nos va en cuanto al dominio de esos fenómenos, ¿Para qué levantar la mano? ¿Por qué quiero no morir, pero menosprecio la vida? ¿El amor que siento es? ¿O sólo me inventé amar? ¿No hay nada aquí en el paraíso para mí?
Y vacilando cuando debo tomar decisiones, ¿Hago lo correcto? ¿O me tire por un tobogán al samsara? ¿Todo lo que tenía lo ofrecí? ¿Y qué me dieron a cambio? ¿Sobresaturé mi mente de socialismo? ¿La cristiandad realmente práctica el perdón? ¿Y voy a seguir preguntándome? Ya tengo mis fundamentos y aun no sé que decir, hacer, omitir, pensar.
Estaré aquí aun cuando invoquen mi extinción, a pesar que decreten mi inexistencia, que nieguen mis soluciones, que revoquen mis sueños, les pesará en la mente por los siglos de los siglos, no pretendo ser nada nuevo, ni permito que me califiquen como obsoleto, porque algo he aprendido, sólo que nadie conoce lo que tiene hasta que se le arrebatan las metas.
Por dentro se destroza el alma, por fuera la sonrisa es plena, y como dice la canción: “the show must go on”, ¿Otro héroe? ¿Otra cortina rota? ¿El mundo vive de la relación villano-tonto? ¿Requieren un mártir? ¿Para qué darles la razón? ¿Por qué invocar derechos y argumentos que te van a desechar? No le veo sentido a seguir ignorando que todos te quieren observar pero niegan tu felicidad, te dictan lo que tienes que hacer, te guste o no.
Si alguien supiera lo que estoy atravesando ¿Tendrían algo de misericordia? ¿No creo? ¿Creer en qué? Caminar por calles que no recordaba existían, dirigir mis pasos por la selva material, por la jungla criminal, a través de valles de metal, montado en una carroza de latón, corro sin ton ni son, valgo lo que ofrezco ¿Ofrezco mi valor?
Una leyenda no nace del capricho de un tonto, un mito va marcándose cuando no se aspira a ello, porque si es forzado, todo se ve destrozado, ahora me inspira mi generación, al mismo tiempo me olvidan, y la brújula no marca norte ni sur, y como siempre una hora llega luego de lo que esperé, porque el consejo lo tomé cuando ya no valía la pena seguirlo, y entonces, no hay cambio posible, o es inútil la transmutación. ¿Y hacia donde marchar sin pesar, sin manipular, sin pensar? Algo me mueve desde adentro, y aun no sé que será, ¿Acaso alguien sabe para quien trabaja? Sólo hacemos lo que nos manda o demanda la sociedad, lo que permita la familia, aquello que las limitaciones personales y la economía de tiempo dejen ejecutar, eso que Dios escribió para tu historia.
“Sí las puertas de la percepción se abrieran todo aparecería al ser humano tal y como es: Infinito. Dado que el hombre se ha limitado a si mismo, divisando las cosas a través de las estrechas rendijas de su propia caverna”. William Blake.
Las bodas del cielo y el infierno.
En otro lugar de esos, donde la gente parece no envejecer, o no nos damos cuenta de cuanto cambiamos, de aquellos sitios donde no surge un solo cuestionamiento, donde todos comparten cual cielo de las mismas emociones e intereses, hay una lucha armada entre dos bandos; no por causa de estar en contradicción con lo que quieren, sino, porqué lamentablemente ambos quieren dominar la situación, y unos visten de un color de ambición, los otros van del…
Pero no es una guerra donde se puedan distinguir los bandos, nadie sabe, todos preguntan: ¿Cual es el bueno? ¿Quien es el malo? ¿Tendrá alguno la razón? ¿Son un par de desquiciados? ¿Las vestiduras hacen al payaso? ¿Alguno se coronará? ¿Ya en el trono de sus placeres tendrá el valor de derrotar totalmente al otro? ¿Perdiendo uno ganará el otro?
Sólo algunos demos, unas pocas maquetas, todo experimento necesita ser gestado como cuando una mujer espera durante una temporada para poder parir su hijo, cual árbol que va viendo germinar de sí sus flores que van generando posteriormente frutos, la idea de una guerra sin blancos y negros, con muchos matices y perspectivas hace sacrificar el espíritu de quien no está preparado para afrontarla.
Al primer intento de ataque prosigue uno de defensa y contraataque, un minuto de paz, sólo sirve para preparar más acciones bélicas, es toda una aventura: cubrir aquel flanco, cuidar la retaguardia, armar las trincheras, contratar con la empresa suplidora de armas, vigilar las municiones, disparar los cañones, lanzar las granadas, incrementar los sueños, sí, los sueños también valen en la guerra, por ellos se lucha, al igual que por los principios, aun cuando nuestros inicios no saben de como acabamos.
Recuerdo la conversación entre un Oficial y el Cápitan:
- ¡Buenas! Atención AR
- ¡Buenas! Sí señor... ¡Como ordene señor!
- Querido cadete, ya no es tan ordinario
- ¡No! no señor
- Puede descansar
- ¡Sí señor! gracias señor
- Digame una cosa, ¿Coloco la carga en la posición que le solicitaron?
- ¡Sí! sí señor
- ¿Y en cuanto tiempo va a explotar?
- ¡No lo sé señor! Porque sólo el programador sabia cuanto tiempo le fue colocado al explosivo.
- ¿Como que no sabe? ¿No le ordené que investigará eso?
- ¡Sí! señor, el problema es que el dispositivo no tiene temporizador externo, por tanto no podría decirle en que momento completará la cuenta regresiva.
- Usted sabe que no me gustan las improvisaciones ¡Vaya a la habitación del programador y le pregunta en cuanto tiempo diseñó él la acción del aparato!
- ¡Como ordene! señor, pido permiso para retirarme señor.
- Se puede retirar
Luego el Oficial se retira caminando, se dirige a la tienda cuando siente la explosión al momento de desatarse, y comienza una lluvia de disparos, que vienen y van, nadie sabe a quien hiere, ninguno conoce la posición del enemigo, del amigo, o del aliado, pero todos asustados comienzan el juego de la guerra, caen gotas de lluvia empapadas con el plasma, los glóbulos y plaquetas de cada soldado, algunas estruéndosas impresiones se oyen como las centellas mezcladas con un rugido de motores de tanques, la tempestad se avecina, y el Oficial no sabe si continuar su camino hacia el programador, o detenerse para refugiarse, o regresar donde el Cápitan, o definitivamente desertar y quedar fuera de juego; aun sus pies no se detienen, sus manos dejaron de temblar, pero quien sabe que puede ser su último respiro sigue indeciso, en mal momento no se apresuran las neuronas, y van cayendo los cuerpos dentro de las trincheras, y una bomba se activa con el paso de la infantería, ahora comienzan las tareas de los hackers y crackers, intentando interceptar comunicaciones, activando firewalls para proteger las nuestras, aspirando entrar en las bases de datos de los enemigos, compartiendo los satelites con los aliados, a riesgo de que alguno de ellos se venda al mejor postor, en fin, toda una retahila de situaciones complejas, de repente el Oficial siente una puntada, aquí adentro del pecho, donde se halla colocada, tan sensible, tan nombrada, y tan propensa su emoción, esa masa colorada que se llama corazón, es sólo una descarga de adrenalina, pues le han herido en la frente, ahora tendrá una buena marca para el resto de su existencia, no es muy profunda afortunadamente, sólo que le detiene, le hace vacilar aun más, en ese instante, se acerca un hombre de esos de común semblante, no profético anciano, ni erudito poeta, no campesino como el tópico cuenta, ni cantor errante, ni iluminado caminante, era el programador, intercambian comentarios:
- ¡Hey! pero vamos a escondernos que se desataron las bestias.
- ¿Las bestias nada más? ¡Las bestias, sus secuaces, sus enfermedades, sus armas y el arsenal de mentiras que corren cuando dos posiciones se enfrentan!
- ¿Tú crees?
- ¡No! no lo creo, lo estamos viviendo.
- ¿Para qué agotarse peleando? ¡Vamos a rendirnos!
- ¿Te pusiste loco? Después que estemos de aquel lado, aquí no nos querrán, ¿Y si decretan muerte a los traidores? ¿O en el mejor de los casos aquellos nos asesinan porque no necesitan botin, ni esclavos, ni refugiados?
- ¿Qué opción tenemos entonces?
- Enfrentarnos con las pocas armas que tenemos, tú con tus manos y cerebro, yo con mi fusil y mi talento, vamos que se hace muy tarde.
- ¡Se hace tarde! Ya es tardísimo, mira como te dispararon, estas sangrando mucho, necesitas un médico, además yo soy de guerras tecnológicas, no de hombre a hombre.
- Bueno, precisamente llegamos a aquel punto donde se encuentran las computadoras centrales, activamos los escudos antimisiles y las armas automáticas y allá descansamos mientras llegan los refuerzos.
- Lo haces ver muy fácil, pero hay muchos riesgos, de seguro pérdidas, varias desventajas y algunas barreras que debemos derrumbar, primero tenemos el escollo de no tener escolta, segundo no sé disparar ni una beretta, tercero ya están llegando los enemigos a nuestras líneas primarias ¿Qué chance tenemos frente a todo eso? Y además mira ya tienen unos helicopteros lanzando napalm.
- Oye ¡Qué optimista eres!
- ¡Realista!, no puedo realizar una tarea sin prognosis, todo requiere de un diagnóstico previo.
- Bueno, el mejor diagnóstico que tenemos es que debemos correr, porque aquí nos van a caer todas las balas de lado y lado, y luego averiguarán.
- Y, por cierto ¿Qué hace usted aquí?
- Yo estaba perdido en el desierto, buscándole sin ninguna esperanza, porque el Cápitan me ordenó preguntarle como habia programado el tiempo de los explosivos, pero ya ve, ya no hay necesidad de la información.
- Ah, pero, ¿Por qué no me contactó por radio?
- Se me olvidó, mi despiste selectivo.
En ese momento se acercan un sargento y su regimiento y les dicen que deben cubrirse, porque ahí parados no harán nada, y cae un misil en la base enemiga, todos quedan a la expectativa, fue uno de los aliados que logró coadyuvado con el satelite de nosotros enlazar y trazar las coordenadas del campamento, y disparó una protección momentanea, en eso nos decidimos:
-Vamos a correr hacia aquel claro ¿Sí o no?
- Sí, sí va - accede el programador-
- El Capitán se va a molestar mucho, de eso no hay duda.
- El entenderá, fue una emboscada, él suele ser comprensivo, pues es muy inteligente.
- ¡Tú crees que entienda! ¡Hace un rato me estaba regañando sin siquiera haber accionado un gatillo, ahora que se apretaron todos, no creo que se encuentre de muy buen humor.
- ¡Ah! usted siempre haciendo un lago de un vaso de agua
- Cachicamo diciendole a morrocoy conchudo, bueno camine mire que lo que viene es joropo.
- ¿Qué bicho le picó? ¿Qué mosca se tragó? Mejor coma avispa que cigarrón atora.
- Vió, ya llegamos
- Ahora tiene que cubrir esa puerta mientras intercepto con el programa generador de contraseñas para poder ingresar a la base de datos.
En un abrir y cerrar de ojos se encontraron con El Capitán, el cual emplazó a El Oficial con lo siguiente:
- ¿Donde se había metido? ¿Por qué no me avisó que los explosivos estaban a explotar?
- Nos cayeron todas las balas al mismo tiempo, mientras me comunicaba con El Programador, no sabia que hacer.
- ¿No pudó siquiera usar su radiotransmisor? ¿Por qué es tan tonto? ¿Hasta cuando tendré que aguantar sus estupidecez y retrasos?
- Oiga no lo hice a propósito, usted con sus ansias de poder y desespero me condujo al sitio donde estamos ahora ¿Acaso yo le pedí que me ordenara que hiciera todo esto?
- Yo lo hice por el bien de todos, nunca pensé que iba a ser tan pendejo.
- ¡Señor! por favor no me degrade de esa forma que un error lo comete cualquiera.
- Cierto, un error puede cometerlo una persona, mas, 10 errores por hora, sólo usted.
- No es justo que se me juzgue por algo que está en mi naturaleza.
- ¿Y la sangre que ha corrido por su culpa qué?
- Yo intenté dar lo mejor que pude que mí, para éste tipo de guerras impulsivas no estaba bien preparado, además el enemigo me embaucó en una trampa.
- Sabe que, no le creo nada, ya usted ha dicho demasiadas mentiras para creerle de nuevo.
- Como diga, pero si quiere le pregunta a El Programador, él andaba conmigo.
- ¿Y donde está el famoso Programador?
- Hey, cierto, no lo encuentro, se desapareció...
Ahí estaban las manos del programador flageladas por la acción del calor producido por la onda expansiva de una bomba lanzada por el fuego amigo, indudablemente en las guerras no se sabe quien es quien y terminan perdiendo aquellos que tienen menos experiencia en ellas, la excepción la hacen quienes logran sortear todo obstaculo con su perspicacia, su don de intuición.
De repente se oyó un gelido estruendo, que semejaba las playas de islandia a la medianoche, un vagón de tren chocando contra la montaña, una marcha de idiotas -perdón, "políticos"- rumbo a la masacre, ahí le ha dado la bala perdida a quien menos esperabas, una fantasia rondaba en su mente, creyendo que no podría ser objeto de tan desgraciado fin, de todos modos, aun faltaban algunos minutos para que el horizonte dejara de ser, sí, él lo sabía, mientras tuviera tres dedos de frente y su inteligencia permaneciera intacta no habría nada que le destruyera sus sueños, sin embargo, ¿habría alguien que le dijera que fue a él a quien abalearon? ¿Por qué nadie se atrevía? ¿Acaso debía tanto a la Humanidad que ha de pagarlo con sus lágrimas y sangre?
Respirando en el vacío, enmarañada su razón, sigue en cuentos de cuantos esperan que se defienda, una atadura de egos, ¿no dijó Jésus que la Ley y el Evangelio que vino a otorgar fue el de soltar el ego para poder amar? ¿Y quedarse con las ganas de disfrutar eso? Al final no hay historias que tengan finales felices, pues en las madrugadas llega el diablo blanco y le come la patita al negrito, quemando dudas, arrancando silencios, escarbando aciertos, acabando sueños.
Siguiendo el momento que se desenlaza, una mañana que no suele tener de regente al sol, el café fuera de la taza, y el pensar de los recuerdos va apurado frente al cieno, y en las angustias perplejo va cayendo el cielo, ha de simularse la ventaja cuando se lleva todas la de perder, una bestia se desató, y el Oficial deja que su mano suelte la rienda del pura sangre que trasladaba por los montes, aun así, sus píes parecían no dejar el balance, y el Programador esperaba que tuviera un nuevo chance, a pesar de esa herida en su pulmón, con la sangre brotando del esternón, la barbilla destrozada y rasgaduras en su talón, ahí se encontraba una esperanza rota, millones de anhelos, no se sabe de donde salió la perfecta arma, ni el empuñador del gatillo alegre que le toco en el pecho.
Y mirando el mundo a favor de otros, donde las estrellas van marcando rumbos inhóspitos, una marcha hacia el alba de los sentidos, que va más allá del placer de la carne, es la pasión de la carne por el espíritu. Entonces es cuando surge una encrucijada nueva en la vida del Oficial, una mujer se acerca lentamente a él, va caminando como un alma libre, sin culpas, ni remordimientos, es hermosa cual verano en Margarita y sus playas soñadoras, similar a una quebrada de la selva amazónica, como la riviera del Orinoco, una cerveza a orilla de Los Roques con los píes en el agua, la luna acariciando al sol un ocaso en Barquisimeto, semeja la lentitud del tiempo al momento de pasear por las llanuras cienagosas que alumbra el faro de catatumbo, igual al despertar bajo la lluvia primaveral al píe del Auyantepuy, ir volando en parapente por Cata, o escalar el Pico Bolívar.
Continuará...
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